Qué mejor testimonio del paso del tiempo que las fotos. Yo nunca me cansaré de abrir mis álbunes para, a través de las fotos, caer de cabeza en los recuerdos de mi pasado e incluso de la nostalgia. Nuestra mente es débil, y los recuerdos se van poco a poco, no se sabe muy bien donde. Al principio nos olvidamos de su voz, o de su sonrisa, tal vez también de un olor característico suyo, para luego tener incluso dificultades en visualizar su rostro. Pero para eso están ahí nuestras amigas las fotos; gracias a ellas nos acercamos un poquito más a las personas que se han ido, y así puedan permanecer más tiempo a nuestro lado.
Iré haciendo un recopilatorio de fotos antiguas, esperando con ilusión vuestra colaboración.
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